La parábola del sembrador
- 71st CoG7

- hace 2 días
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Título: La parábola del sembrador (Pastor Daniel Alemán)
Al reflexionar sobre el sermón del fin de semana pasado, vi cómo Dios habló a sus doce discípulos a través de estas parábolas y cómo continúa hablándonos hoy de la misma manera. Estas historias no son simples ilustraciones; están cargadas de un significado más profundo. Ya sea que las hayamos escuchado antes o que sea la primera vez, cada vez que las oímos, se arraigan más profundamente en nuestros corazones.
Mi pastor me planteó dos preguntas importantes:
“¿Cuál era el problema que Jesús intentaba solucionar?”
“¿Qué verdad ofrece Jesús como clave para resolver ese problema?”
Estas preguntas nos invitan a escuchar de nuevo la parábola del sembrador.
En mi estudio personal de esta semana, leí los capítulos 1 y 2 de Esdras, en particular el capítulo 1, que narra cómo a los judíos exiliados se les concedió la libertad de regresar a su tierra. Sin embargo, muchos optaron por permanecer en Babilonia. Me pregunté: ¿Por qué no querrían regresar? Después de setenta años de cautiverio, ¿por qué quedarse? La respuesta es desalentadora. Nuevas generaciones habían nacido en el exilio. Muchos habían construido sus vidas, adquirido posesiones y alcanzado una vida cómoda. Pero, lamentablemente, en esa comodidad, sus valores morales y su enfoque espiritual se habían deteriorado.
Quienes regresaron a su patria devastada y desolada se enfrentaron a penurias físicas y económicas. La ardua tarea de reconstruir desde las ruinas. Su decisión de volver no fue por conveniencia, sino un acto de fe y confianza en Dios.
Esto me hizo volver al sermón de la Parábola del Sembrador. Jesús describe las diferentes maneras en que las personas responden al mensaje de Dios, a su palabra. En Marcos 4:18,19 , dice:
Otros, como semillas sembradas entre espinos, oyen la palabra; pero las preocupaciones de esta vida, el engaño de las riquezas y los deseos de otras cosas entran y ahogan la palabra, impidiendo que dé fruto.
Al igual que los judíos que permanecieron en Babilonia, nosotros también podemos enredarnos en la comodidad: nuestros trabajos, planes de jubilación, cuentas bancarias abultadas y despensas llenas. Estas bendiciones, aunque buenas, pueden adormecernos silenciosamente en la complacencia espiritual.
La clave es esta:
Cuando la comodidad domina nuestras vidas, incluso el llamado de Dios puede parecer opcional. No debemos permitir que nuestra comodidad, seguridad o posesiones materiales nos impidan cumplir con el llamado de Dios. Su Palabra aún se está sembrando; ¿serán nuestros corazones la tierra que da fruto?
Lectura bíblica : Marcos 4:1-20 y Esdras 1:5,6
Oración: Padre Celestial,
Gracias, mi Dios, por tu Palabra viva que nos habla a través de parábolas y de la historia. Así como llamaste a los judíos exiliados a regresar y reconstruir, hoy nos llamas a levantarnos de la comodidad y seguirte con fe renovada. Señor, ablanda la tierra de nuestros corazones. Quita las espinas de la preocupación, la riqueza y el deseo mundano que ahogan tu verdad. Ayúdanos a no asentarnos en la Babilonia espiritual, donde la comodidad adormece la convicción y la prosperidad oscurece el propósito. Danos valor para regresar, reconstruir, confiar y obedecer. Que tu Palabra eche raíces profundas en nosotros, dando fruto que te glorifique. Que seamos como la buena tierra, recibiendo tu mensaje con gozo y perseverancia. Te entregamos nuestra seguridad, nuestras posesiones y nuestros planes. Guíanos hacia la vida que has preparado, aunque signifique empezar de nuevo. Sabemos que contigo, cada paso de fe es un paso hacia la restauración.
En el nombre de Jesús, Amén.
Autora : Mónica Cervantes








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